viernes, 9 de marzo de 2012

Contemplar el derrumbe de la inocencia....

 La hipersexualización infantil, la erotización de bailes, juguetes y ropa de niños, así como la adultización de los mismos, es un fenómeno alarmante que cobra fuerza día con día.
Observo desde el balcón de mi casa el cumpleaños de una de mis vecinas pequeñas. Un sentimiento de incomodidad se apodera de mi, las niñas cuya edad parece no rebasar los diez años, vestidas con minifaldas, blusas escotadas y maquillaje, bailan reggeton haciendo movimientos erotizados aplaudidos por los padres que sonrientes beben alcohol en plena fiesta infantil.  


Me meto a mi cuarto, me encuentro horrorizado, esas niñas me habían recordado a una de mis primas cuya meta en la vida es ser "como Paris Hilton" pues sus largas horas frente al canal MTV le han metido esa idea. Solto un resoplido, trato de entender a las nuevas generacones de niños. En los no tan lejanos noventa mis cumpleaños, por ejemplo, aún versaban sobre caricaturas y la música de cri-cri sonaba en lugar del Tribal Monterrey.
Horas más tarde, salgo a la tienda, la fiesta sigue, veo salir a una de las pequeñas invitadas de la mano de sus padres, sin despegar la mirada de su celular, un sombrerito rosado , una minifalda blanca y una blusa muy pegada a su torso pregunta a sus padres "¿bailé sexy?", no alcanzó a escuchar la respuesta porque entro a mi casa, la imagen de esa niña me recuerda inmediatamente a las concursantes plastificadas de Little Miss Sunshine (2006).


El cine ha mostrado en épocas recientes el modelo de niñez que los medios y las nuevas convenciones sociales han creado. Little Miss Sunshine, Fish Tank, Thirteen, por citar algunas, critican de manera mordaz la hipersexualización y adultización de las conductas infantiles.
Desde una exigencia de belleza idealizada, transportada a un concurso de pequeña Miss; una puberta y su hermana cuyo ambiente "liberal" les ha destrozado cualquier indicio de inocencia, fumar, maldecir y ver programas con contenidos adultos son pan de cada día o también, la experimentación sin normas reguladoras, causa de una madre permisiva, que degenera en drogadicción y promiscuidad, son respctivamente las tramas de estas tres películas.  
Fotos de la revista Vogue infantil
Cuando recuerdo la triada de filmes que cito, me encuentro con una realidad azarosa, más allá de la ficción, lo que el consumismo mediático y la falsa libertad de los padres irresponsables disfrazados de "papás modernos" han hecho con la figura de ser niño es un atropello contra sus derechos. 
 Mi horror iba en incremento, al recordar programas como "Pequeños Gigantes" , juguetes como las famosas Bratz o las pasarelas de moda infantil, aceptadas por el gran público, donde el niño se presenta como un festin pedofilo, un objeto de entretenimiento, un mero instrumento de diversión y deleite para la corrupta masa consumista.
"La emisión de "Pequeño Gigantes" fue acusada de violar los derechos de los niños en TV."



Le Monde, periódico de circulación francesa, Álvaro Cueva un crítico de televisión, por poner ejemplos, han alertado a la sociedad de la importancia de este tema, al revelar estudios sociológicos y psicológicos alarmantes sobre el modo de comportarse de los niños actualmente, la rapidez brutal con la que son insertados al mundo del consumiso donde ellos compran productos y a la vez son productos.


Con amargura recuerdo la escena de baile de Abigail Breslin, quien interpeta el papel de Olive en Little Miss Sunshine; un baile "exótico" que causa molestia en el púbico hipócrita que la mira, mientras sus padres la apoyan, dandose cuenta de lo ausentes que han estado y no la dejaran sola en un momento cumbre de su inocente actuación frente al rigor desnaturalizado de un concurso de belleza inantil o el deprimente papel de Tyler en Fish Tank, una niña precoz, grosera, fumadora, bebedora, incapaz de decir palabras de afecto; la existencia confusa de su hermana Mia o la promiscuidad y adicciones de su madre, parecen ser el único puerto al cual arribará más adelante.
Los padres deben darse cuenta de lo que sucede con sus hijos, pues al parecer, lo digo con nostalgia, los tiempos del juego y la imaginacón que tanto ame cuando era niño, están desapareciendo.



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