viernes, 16 de marzo de 2012

Cuentos...

El Listón Arcoiris / I
Apesta a semen nuevamente, mi nariz se frunce con asco, el olor se mezcla con los del sudor y los alientos bucales del último vagón. Son las 9:40 AM, voy retrasado al trabajo, me faltan dos estaciones para llegar. Me encuentro cerca de la puerta de salida, comprimido por docenas de cuerpos masculinos, el perfume que me eché en la mañana se ha esfumado, el olor tan característico de la eyaculación viene del hombre parado tras de mi; me aparto asqueado esperando salir lo más pronto posible de esa semiorgía en la que se convierte diariamente el "vagón rosado".

Desde la llegada al poder de Erick Piedra a la Presidencia, la "libertad" y "reconocimiento" a las minorías fue la bandera con la cual reafirmo el apoyo popular no sólo de sus simpatizantes sino también de sus detractores quienes lo veían como un conservador.
La Iglesia no chistó nada, incluso cuando firmó con la Organización Nacional de los Derechos Homosexuales (ONDH) encabezada por Carlos Vázquez, un empresario que sin ser homosexual logró un reconocimiento público ala diversidad sexual y al derecho de los homosexuales a tener espacios para desenvolverse sin ser señalados. Desde ese 26 de junio,en lugar de la carnavalesca marcha del Orgullo Gay, se realizaron actos diversos en todo el país donde se incentivaba a los homosexuales a salir del closet y se inauguraban el "vagón rosa", se declaraba Zona Rosa como área exclusiva de la comunidad LGTTB, se creaban autobuses multicolores,tiendas y restaurantes exclusivos para quienes portaran la famosa pulsera arcoiris.Animados por tal "regalo", miles de hombres y mujeres salieron del closet durante las semanas posteriores y portaron orgullosamente la pulsera, algunos reticentes como yo, no la usamos al principio,pero hostigado por los llamados entusiastas del gobierno de portarla como símbolo de "igualdad" y la insistencia de Julio (mi pareja)  comenzé a llevarla en la mano derecha para obtener "los beneficios" de los nuevos reglamentos de las minorías.
Uno de esos "beneficios" fue el ofrecimiento de una residencia en la Condesa, considerada "área exclusiva de la comunidad LGTTB", una casa bonita, bastante confortable, donde nos mudamos, con un poco de recelo,pero emocionados por cambiar nuestro departamento de Tlatelolco por esa bonita casa. La obtuvimos gracias al jefe de Julio, el cual era miembro de la ONDH y nos recomendó en la lista para ser los primeros habitantes del paraíso de la tolerancia.

La zona, perfectamente decorada con espectaculares de productos "exclusivos para gays",comenzó a sobrepoblarse con el paso de los meses, algunos vecinos incómodos nos habían hablado de una carta enviada por la ONDH y Gobernación donde insistían en la "convivencia fraterna" entre miembros de la comunidad y solicitaban la apertura de los hogares concedidos a más habitantes. Recuerdo que compartí el sentimiento de desagrado de mis vecinos,sin embargo Julio entusiasmado marcaba ya números de celular para invitar amigos, lo cual generó una pequeña rencilla entre nosotros, pues pese a tener amigos en común,no me parecía muy conveniente.
 A los pocos días llegaron Alex, Ricardo y Alberto, bastante agradecidos y alegres; les mostramos sus recámaras, dos de ellos iban a compartir cuarto, y comimos juntos ese día. Ricardo nos informó de una fiesta no lejos de ahí donde un hombre cuarentón llamado Ulises había alojado a más de 25 muchachos en su casa e iba a celebrar la nueva comunidad. No fuimos ese día, Julio y yo preferimos ir a la Cineteca Nacional.
Al llegar a la taquilla recuerdo que el encargado nos miró con nerviosismo, había pedido dos boletos para una cinta alemana  ganadora reciente del Festival deCannes, y recuerdo muy bien ese golpe verbal que me dejó encabritado varias horas. "Lo siento señor,pero las funciones gays son los jueves, hoy es Miércoles", mi cara se encendió rápidamente y fingiendo serenidad le respondí "Ya lo sé, pero yo no tengo interés en ver una película de temática, quiero ver esta", más nervioso me pidió esperar y telefoneó, habló en voz baja, colgó y me dirigió una mirada entre compasión y pena "Lo siento señor, pero hoy no abrimos la sala gay,será sólo en jueves", enfurecido le grite "¿Qué chingados significa eso?, está usted discriminando...", la gente de la fila miraba con cautela la escena, el pobre joven tartamudeaba una disculpa, Julio trataba de tranquilizarme mientras yo sacaba fieramente el efectivo y se lo lanzaba sobre el orificio de la taquilla "Deme dos boletos para esa película, ahora", el joven contestó en tono conciliador "Señor, es que la película va estar también en la sala gay, pero hasta mañana", Julio al escucharlo saltó rápidamente para tranquilizarme "Ya, ya ves...va estar el jueves, venimos luego". No dejé de mirar al joven al retirarme de ahí ,mientras las personas nos miraban alejarnos por el estacionamiento. Al llegar a casa, elaboré rápidamente una carta de queja dirigida hacia la Derechos Humanos y Gobernación, después hice un artículo de opinión para exponer mi caso y publicarlo al día siguiente en VENUS, la revista cultural donde trabajé hasta ese día...(continuará)

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