martes, 6 de marzo de 2012

Le Havre, la utopía de la bondad humana

En el aniversario de Charles Dickens, el escritor Fernando Zamora publicó en el suplemento cultural Laberinto un artículo titulado "Un dulce contra la amargura social" donde consideraba al escritor inglés como el fomentador de esperanza en contrapeso del pesimismo Nietzchiano y Heideggeriano pues sus historias desprenden el significado de que ser humano es, ante todo, ser fraternal. Así pues, el director finés, Aki Kaurismäki nos trae una película llena de esperanza, repleta de humanismo el mero estilo de Dickens.


 Marcel Marx es un famoso escritor que se ha autoexiliado en el puerto de Le Havre y trabaja como limpiabotas, su vida sin grandes contratiempos se verá turbada por la enfermedad de su esposa y la aparición de un niño africano migrante cuyo deseo es reunirse con su madre, junto con estos dos problemas, Marcel tendrá que enfrentar al cruento sistema para ayudar al niño a reunirse con su familia.





Aunque bastante atípica en la filmografía de Kaurismäki, la cinta es un destello de luz, un retrato de lo que significa ser humano en medio d las rígidas normas de occidente sin perder esa crítica devastadora pero también mostrando el lado (casi irreal) bueno de las personas.

Marcel Marx (interesante apellido), interpretado maravillosamente por André Wilms, es un hombre que ama, una paloma blanca en medio de muchas negras o grises, una persona hasta cierto punto ingenua que representa el "ser humano" como debería de ser, sin codicia, odios, sólo respeto y amor por el prójimo. Esa personalidad tan suya  lo llevará a proteger tanto a su esposa Arletty,enferma de cáncer terminal (Katie Outinien) a la cual adora sobre todas las cosas y a un chico africano, emigrante y sin familia, llamado Idrissa.
Cuando Idrissa llega a su vida, Marcel hará todo lo posible porque el joven se reúna nuevamente con su madre en Londres, sorteando los obstáculos, un vecino cruel y la recelosa policía, ayudado por sus vecinos, una comunidad de personas buenas, honestas y que saben diferenciar lo correcto del "deber ser".




Ir a ver ésta utopía social es un deleite narrativo, empatizas al instante con los personajes dibujados por el autor de "Un hombre sin pasado", cómica y emotiva Le Havre puede presumir lo que muchas otras cintas no pueden lograr, que salgas sonriendo y suspirando del cine con la esperanza de conocer la bondad de los seres humanos.



1 comentario:

  1. Me gusta Kaurismaki, suele ser trágico pero ésta vez a dado la vuelta a la tortilla y se nos hace mucho más dulce; no soy propenso a ser inocente con historias muy optimistas pero de vez en cuando ayudan a ver más alegre la vida, a soñar-la. Recién descubro tu espacio, vine por el facebook; espero visites el mío y podamos compartir de cine. Un abrazo.

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