viernes, 25 de mayo de 2012

La Rosa púrpura del Cairo

Woody Allen ha hecho la única película que me hace sentirme retratado en pantalla. La rosa púrpura del Cairo esa historia donde Cecilia, una cinéfila, se ve en un enredo amoroso cuando el personaje principal de una de sus películas favoritas sale de la pantalla.


Y es que ese sentimiento de entrar a una realidad diferente, mágica, donde todo pasa, donde tus problemas se esfuman como si flotaras en un sueño. El cine como ventana de la imaginación humana.


Mia Farrow, quien interpreta a Cecilia, entrega una apasionada y triste actuación, donde su personaje vive desolado, pues su marido es alchólico y jugador, además la golpea y su único refugio es el cine, su fortaleza de imágenes.

Pero cuando acaba la función, ese mundo mágico se esfuma y tenemos que regresar a la realidad, a esa dureza tangible que nos mantiene arraigados y nos corta las alas para volar.

Cecilia se queda al final llorando en el cine, viendo una película, refugiandose, sin pensar en nada más.


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