sábado, 31 de marzo de 2012

Cuentos...El listón arcoiris /II

He llegado una hora tarde al trabajo. Cruzo rápidamente la puerta de cristal coronada por los colores del arcoiris, derrapo sobre la recepción, un espacio decorado estrafalariamente, con afiches de hombres musculosos, esculturas de figuras extrañas, algunas de forma fálica, los sillones rosados se encuentran vacíos. Corro hacia el elevador gris que desentona con el colorido de la sala, presiono el botón de subir, entro y asciendo solo hasta el piso 48. Se abre la puerta y entro al pasillo, de piso blanco como la nieve, está bordeado por docenas de cubículos atiborrados de posters, fotografías, plantas extravagantes, peluches, estatuillas de formas angulosas y donde mis compañeros escuchan música electrónica o electo-pop de forma indiscreta haciendo gestos o movimientos como si estuvieran bailando en el antro mientras editan o escriben la porquería que Ulises haya pedido para ese día.

Llego a mi cubículo, mucho más sobrio que los de mis vecinos; sólo tengo una fotografía de Julio, unos libros y revistas, una taza llena de plumas y un cuadro de Virginia Woolf. Me siento con pesadumbre y enciendo la computadora, justo en ese momento aparece Gibrán, el molesto asistente de Ulises, un jovencito de no más de veinte años, cuyas gafas de pasta son más grandes que sus mejillas, su cabello rizado esponjado y sus ropas fosforescentes y su andar contoneado me provocan cierto nerviosismo.
-Hola papi, Uli me dice que si puedes revisar los textos de la Noche de Reinas Gay del antro Cat - retumba su voz estridente en mis oídos, se para con excesiva confianza frente a mi mientras se agarra la cadera.
-Ok, Gibrán, en un momento los reviso
-Bien papi, oye, hoy te ves muy guapo eh - se larga diciendo eso, no sin antes verme directo al pubis, yo nervioso comienzo con un trabajo detestable.

Después de elaborar mi carta de queja contra la Cineteca, y publicar en mi columna de VENUS, un texto, basado en mi experiencia en el cine el día anterior,  titulado "¿Es esto diversidad?", donde critiqué la forma de etiquetar zonas, lugares públicos, transportes, tiendas, etc. como exclusivas para gays, pues no fomentaban nuestra inclusión en la sociedad, sino que nos apartaba más de ella. No recibí respuestas de Derechos Humanos ni Gobernación, en lugar de eso mi antiguo jefe, Roberto Campos, me mandó a llamar a su oficina.
 Me recibió con una sonrisa benévola, y sin más preámbulos me dijo en un tono gélido "interesante crítica la que hiciste ayer", yo no sabía que responder, su sonrisa me imposibilitaba de averiguar sus verdaderas intenciones, se levantó de su silla móvil, me miró sin dejar esa mueca de falsa efusividad y me dijo "sacaremos una nueva publicación, una revista exclusivamente para la comunidad gay, tenemos el apoyo de Gobernación y otras instituciones, y pues yo quería ofrecerte un empleo en ella, pero al parecer, no sé...tu crítica...", guardó silencio esperando una respuesta mía, yo no sabía qué decir, parecía una invitación sincera, trabajar como editor de una nueva revista y sobre todo de ese tipo podía generarme buenos ingresos; él pareció percatarse de mi vacilación y usó un argumento contra el cual no me pude defender en ese momento, "No creo que vayas a desaprovechar una oportunidad como esta sólo por un berrinche, tu y yo sabemos que estás exagerando las cosas", no pude repelar.
 En menos de una semana había pasado de ser un columnista y periodista a corrector de ortografía de una revista de cultura gay. Aún ignorante de mi destino laboral, di la noticia a Julio con aire entusiasta, él me celebró una pequeña fiesta por mi supuesto ascenso, y aunque los primeros días en mi nuevo trabajo resultaron gratificantes, pues iba conociendo a mis nuevos compañeros, tomé posesión de mi cubículo y me preparé para lo siguiente. Una semana más tarde, me di cuenta del error.

En la reunión de la primera edición, nos presentaron a Ulises Mayorga, el mismo cuarentón que había hecho la fiesta con muchachos para celebrar la nueva norma de convivencia. Su cuerpo robusto, su cabello lacio, su barba y bigote, sus ojitos mezquinos, su perfume Hugo Boss, su pose varonil dominaba la estancia. Yo lo miré intrigado, sospechaba de esa sonrisa picarona, de pronto, todo mi ser se hundió en cuanto su discurso comenzó. En pocas palabras explicó la línea editorial, enfocada a moda, antros, música, sexo y restaurantes, todo en órbita a la comunidad gay, cuando osé preguntarle sobre un apartado cultural su risa tronó tan fuerte que resultó intimidante, "No jodas, eso no vende ¿ cómo te llamas? " lo miré horrorizado, supongo que se notó en mi rostro, porque río aún más fuerte " ¿Cómo te llamas?, dime" , le respondí lo más serenamente posible "Me llamo Leonardo", me miro burlón y añadió "Pues mira Leonardo, esas chingaderas de cultura y eso, pues aquí no van, no venden, aca sólo hablarás de sexo y fiestas ¿cómo ves?" , le sostuve la mirada y le respondí "Pues veo que está usted en un error, habemos homosexuales que tenemos gusto por el arte y la cultura, creo que su visión es muy pobre y nada inclusiva si esto se trata de crear la gaceta oficial de la comunidad", esperé su reacción, no dejó de mirarme y luego lanzó una frase contundente y peligrosa, "Pues ya veremos donde te ponemos".

La vida para los que usamos el listón arcoiris en nuestras muñecas comenzó a  cambiar. En menos de un año se volvió a hacer una reforma de convivencia, esta vez mucho más incomoda, "...de 10 a 25 personas por departamento", rezaba la orden girada por Gobernación y la ONDH. La molestia se extendió por todos los propietarios de casa, hubo reclamos, junta de firmas, protestas, pero pronto fueron cesadas por una campaña de la ONDH donde tachaba a los inconformes como "negativos" y "egoístas", pues no querían convivir ni aportar a la armonía de la Comunidad gay; no fue tanto eso, sino las amenazas de castigos fiscales lo cual nos hizo replantearnos nuestro descontento.
 Tres días antes de que se venciera el plazo para incluir y registrar a las nuevas personas, fueran homosexuales, transexuales, bisexuales o travestís, a nuestro hogar, hicimos una junta con algunos vecinos del edificio y conocidos. Y decidimos, que como mi casa era más grande, se mudaran a ella, todos aceptaron.

Vinieron a vivir con nosotros unas vecinas, Sandra y Rebecca, ambas veterinarias cuya hija, Andrea,  tenía unos ocho años de edad; Jonathan y Edmond, canadienses ambos, nacionalizados, Jonathan era diseñador gráfico y Edmond cheff en un restaurante no lejos de allí, y Fausto, un hombre de sesenta años, historiador, viudo y con una gata llamada "Chelsea". Eramos doce, junto con la gata, en total en mi casa.
Nos acomodamos como pudimos, nuestra recamara fue cedida a Sandra, Rebecca y su hija. Nuestra sala también fue adaptada Edmond, Jonathan y Fausto, los cuales dormirían ahí. Mientras Ricardo, Alex y Alberto ocuparon un solo cuarto, Julio y yo ocupamos el más pequeño. Fuimos registrados por la ONDH y posteriormente todo parecía  estar tranquilo.

Pero en vísperas de Navidad nos darían nuevas sorpresas. Cerca a las fechas navideñas, las tiendas de la zona rebosaban de artículos, esferas, luces, todo para la cena, pero el regalo del santa claus del gobierno nos tomaría con irritación a algunos y sin cuidado a otros. Se creó la radio, televisión y web exclusiva para gays y lesbianas; Arcoiris Network , se inauguró el 23 de diciembre en la Zona Rosa, fueron contratados varios empleados de la revista de la comunidad y el jefe de la nueva empresa era un político "progresista" llamado Jorge Fierro.
Nunca creímos lo que pasaría después; en plena navidad, durante la cena que Edmond había tenido la amabilidad de preparar, nos quedamos con la boca abierta al notar que no teníamos canales en nuestro paquete más que dos, justamente de Arcoiris Network, mientras en Internet había un bloqueo contra muchas páginas , ahora sólo abrían Arcoiris web, otras de pornografía y chats. Lo mismo en la radio. Nos habían restringido los medios. El mismo 25 de diciembre, un grupo extenso de indignados fueron a marchar frente a Gobernación y la ONDH, sin embargo, justo ese día, se organizaron fiestas por parte de la nueva empresa comunicativa en los antros más famosos de la ciudad, exclusivo para gays. La protesta quedó deslucida.
Así pasaron los días, fue año nuevo, nuevas fiestas, nuevas celebraciones y aunque se organizaron otras marchas, la ONDH afirmó que los canales y accesos a páginas de Internet regresarían justo el primer día del año. No sucedió, pero al parecer tampoco les importó a la gran mayoría de los habitantes de las zonas únicas para la comunidad, se habían identificado rápido con los nuevos medios sólo para ellos, sin nada de "moralinas" e historias de "puros heteros", decía Ulises mientras sonreía bonachón en una de las tantas reuniones editoriales.
Un día, caminando, me encontré a Fausto bajando de un transporte rosa, lo salude y caminamos juntos hasta la casa. Parecía compungido, así que lo cuestione sobre su estado de ánimo, él se detuvo y miró hacia el cielo con amargura y me contó lo que le había sucedido "Fui a una librería del centro, me negaron la entrada por portar esto", señaló la pulsera multicolor, me quedé mudo ante su revelación, enfadado le respondí "Quéjese Don Fausto, nada se solucionará si no nos quejamos de todo esto, eso es discriminar, eso no se vale en pleno Siglo XXI, ¿por qué según le negaron la entrada?", Fausto sonrió fríamente y me contestó con voz apagada "Que porque existen librerías exclusivas para gays, y no podían violar la normatividad al quitarle la clientela a una librería especializada", solté una carcajada involuntaria, fue de enojo, "Puras pendejadas Don Fausto, eso es una chingadera, pero ya ve, si nos quejamos es porque somos mal agradecidos o no sabemos convivir, según ellos...cuando a mi no me quisieron dar pase al cine, dicen que exageré, pero no fue así", Fausto empezó a caminar de nuevo, su andar cabizbajo producía un cuadro deprimente, pese a lo soleado del día, sin detenerse, soltó un suspiro y me advirtió "Esto se pondrá peor Leonardo, antes fueron los judíos, los indios, los negros...ahora nos están encerrando, nos acorralan...", yo no dije nada, sólo pensé que ojalá el viejo historiador se estuviera equivocando.

martes, 27 de marzo de 2012

Las sombras de la soledad

Shame Dir. Steve Mc Queen Inglaterra-EUA/2011 Reparto: Michael Fassbander, Carey Mullighan

Brandon (Michael Fassbander) y Sissy (Carey Mullighan) son hermanos. Viven muy cerca el uno del otro, y sin embargo nunca se ven pues sus rutinas , con todo y vidas ocultas, no se los permiten.

Shame de Steve Mc Queen no es sólo el retrato morboso de un hombre adicto al sexo y la visita de su hermana trastornada. Es mucho más, es más incisivo, más agudo. Es el retrato de un sociedad carcomida por el deseo, el  vacío de la insatisfacción y el auto encierro con una libertad tan filosa que nos impide acercarnos al otro, nos da miedo, nos da vergüenza demostrar cariño, pues el cariño en esta cultura no existe, sólo el deseo carnal.

El británico, de manera muy honesta, nos da un puñetazo audiovisual acompañado de una musicalización depresiva a cargo de Harry Scott, con una forma cruda de revelar nuestra cara actual, de el dolor almacenado desde la infancia y cuyas sombras se reflejan en el presente de esos personajes, sobre todo el de Carey Mullighan cuando canta New York, New York, desentrañando lo pútrido y desconsolador cuerpo del efímero sueño americano.
Michael Fassbander, quien mereció la Copa Volvi a Mejor Actor en el Festival de Venecia por este papel, encarna la soledad acompañada de la perversión culposa, de una válvula de escape autodestructiva, un hombre sin afecto en su vida.

Cuando salí de ver Shame, salí doblado de dolor, pues no es común ver una película como esta, la cual te remarca la tortuosa realidad que vivimos, la vida que llevamos, las relaciones amorosas, amistosas o familiares tan desgastadas en estos tiempos. Me quedé un rato respirando con dificultad, unas lágrimas resbalan por mi rostro,respiro y sigo caminando, mientras las sombras de la soledad se alargan por todos lados.

viernes, 16 de marzo de 2012

Cuentos...

El Listón Arcoiris / I
Apesta a semen nuevamente, mi nariz se frunce con asco, el olor se mezcla con los del sudor y los alientos bucales del último vagón. Son las 9:40 AM, voy retrasado al trabajo, me faltan dos estaciones para llegar. Me encuentro cerca de la puerta de salida, comprimido por docenas de cuerpos masculinos, el perfume que me eché en la mañana se ha esfumado, el olor tan característico de la eyaculación viene del hombre parado tras de mi; me aparto asqueado esperando salir lo más pronto posible de esa semiorgía en la que se convierte diariamente el "vagón rosado".

Desde la llegada al poder de Erick Piedra a la Presidencia, la "libertad" y "reconocimiento" a las minorías fue la bandera con la cual reafirmo el apoyo popular no sólo de sus simpatizantes sino también de sus detractores quienes lo veían como un conservador.
La Iglesia no chistó nada, incluso cuando firmó con la Organización Nacional de los Derechos Homosexuales (ONDH) encabezada por Carlos Vázquez, un empresario que sin ser homosexual logró un reconocimiento público ala diversidad sexual y al derecho de los homosexuales a tener espacios para desenvolverse sin ser señalados. Desde ese 26 de junio,en lugar de la carnavalesca marcha del Orgullo Gay, se realizaron actos diversos en todo el país donde se incentivaba a los homosexuales a salir del closet y se inauguraban el "vagón rosa", se declaraba Zona Rosa como área exclusiva de la comunidad LGTTB, se creaban autobuses multicolores,tiendas y restaurantes exclusivos para quienes portaran la famosa pulsera arcoiris.Animados por tal "regalo", miles de hombres y mujeres salieron del closet durante las semanas posteriores y portaron orgullosamente la pulsera, algunos reticentes como yo, no la usamos al principio,pero hostigado por los llamados entusiastas del gobierno de portarla como símbolo de "igualdad" y la insistencia de Julio (mi pareja)  comenzé a llevarla en la mano derecha para obtener "los beneficios" de los nuevos reglamentos de las minorías.
Uno de esos "beneficios" fue el ofrecimiento de una residencia en la Condesa, considerada "área exclusiva de la comunidad LGTTB", una casa bonita, bastante confortable, donde nos mudamos, con un poco de recelo,pero emocionados por cambiar nuestro departamento de Tlatelolco por esa bonita casa. La obtuvimos gracias al jefe de Julio, el cual era miembro de la ONDH y nos recomendó en la lista para ser los primeros habitantes del paraíso de la tolerancia.

La zona, perfectamente decorada con espectaculares de productos "exclusivos para gays",comenzó a sobrepoblarse con el paso de los meses, algunos vecinos incómodos nos habían hablado de una carta enviada por la ONDH y Gobernación donde insistían en la "convivencia fraterna" entre miembros de la comunidad y solicitaban la apertura de los hogares concedidos a más habitantes. Recuerdo que compartí el sentimiento de desagrado de mis vecinos,sin embargo Julio entusiasmado marcaba ya números de celular para invitar amigos, lo cual generó una pequeña rencilla entre nosotros, pues pese a tener amigos en común,no me parecía muy conveniente.
 A los pocos días llegaron Alex, Ricardo y Alberto, bastante agradecidos y alegres; les mostramos sus recámaras, dos de ellos iban a compartir cuarto, y comimos juntos ese día. Ricardo nos informó de una fiesta no lejos de ahí donde un hombre cuarentón llamado Ulises había alojado a más de 25 muchachos en su casa e iba a celebrar la nueva comunidad. No fuimos ese día, Julio y yo preferimos ir a la Cineteca Nacional.
Al llegar a la taquilla recuerdo que el encargado nos miró con nerviosismo, había pedido dos boletos para una cinta alemana  ganadora reciente del Festival deCannes, y recuerdo muy bien ese golpe verbal que me dejó encabritado varias horas. "Lo siento señor,pero las funciones gays son los jueves, hoy es Miércoles", mi cara se encendió rápidamente y fingiendo serenidad le respondí "Ya lo sé, pero yo no tengo interés en ver una película de temática, quiero ver esta", más nervioso me pidió esperar y telefoneó, habló en voz baja, colgó y me dirigió una mirada entre compasión y pena "Lo siento señor, pero hoy no abrimos la sala gay,será sólo en jueves", enfurecido le grite "¿Qué chingados significa eso?, está usted discriminando...", la gente de la fila miraba con cautela la escena, el pobre joven tartamudeaba una disculpa, Julio trataba de tranquilizarme mientras yo sacaba fieramente el efectivo y se lo lanzaba sobre el orificio de la taquilla "Deme dos boletos para esa película, ahora", el joven contestó en tono conciliador "Señor, es que la película va estar también en la sala gay, pero hasta mañana", Julio al escucharlo saltó rápidamente para tranquilizarme "Ya, ya ves...va estar el jueves, venimos luego". No dejé de mirar al joven al retirarme de ahí ,mientras las personas nos miraban alejarnos por el estacionamiento. Al llegar a casa, elaboré rápidamente una carta de queja dirigida hacia la Derechos Humanos y Gobernación, después hice un artículo de opinión para exponer mi caso y publicarlo al día siguiente en VENUS, la revista cultural donde trabajé hasta ese día...(continuará)

jueves, 15 de marzo de 2012

Eros & Tánatos: Una historia de amor

Harold & Moude Dir. Hal Ashby EUA/1971 Reparto: Ruth Gordon, Bud Cort, Vivian Pickles

Una persona baja las escaleras, sólo se ven sus pies, después vemos como escribe una nota, camina lentamente hacia una mesa y enciende unas velas, podemos ver al fin un rostro juvenil, casi infantil, vuelve a caminar, la escena resulta un tanto intrigante, de pronto, sin esperarlo, el joven se cuelga.


Una rutina hecha por Harold, fingir un suicidio, una sirena muda  que pide a los cuatro vientos la atención de una madre indiferente más interesada en su vida social que en su hijo. 
Cómo vivir y morir son los hilos conductores de esta comedia negra que saca ámpulas con sus diálogos y escenas, las cuales bombardean con críticas mordaces a la sociedad y sus esquemáticas formas de ver la vida, la muerte y el amor.


Un joven rico llamado Harold (Bud Cort)  obsesionado con la muerte practica  el falso suicidio  y acude por pasatiempo a funerales. Un día conoce a una mujer peculiar de 80 años llamada Moude (Ruth Gordon), quien le cambiará la forma de ver la vida y la muerte.
Harold, un muchacho de rostro cadavérico,piel mortecina,  ha estado a punto de morir en una explosión en su laboratorio escolar, cuando su madre es avisada, ella desmaya y demuestra el lado compungido de una madre al perder a su hijo, el "amor" por su vástago. 
La muerte es ese fin tétrico e infeliz donde todas las emociones no demostradas en vida surgen como una fuente, Harold lo sabe y por eso desea morir, la muerte convertida en una regla social, pues con ella se erige un sin fin de condolencias y rituales de despedida evocando la terrible pérdida del ser querido que muchas veces en vida no es tratado ni por asomo con afecto. Esa destino macabro y desconocido, tan temido,  sin embargo, es usado para imponer el modelo cultural (el Ejército y la Iglesia se sirven de él para imponer su poderío) .  La única manera en que Harold puede conseguir esa luz de azaroso afecto sólo presente en los funerales, es suicidándose, pero sin quererlo realmente, recreando teatralmente su propia muerte. Así pues el suicidio se convierte en una vía de "honor" o "escape", según las convenciones sociales, Harakiri para los samurais, hartazgo para aquellos decepcionados con la vida.
Moude, en cambio, a sus ochenta años, demuestra una vitalidad y sabiduría que prenden a Harold y le dan un vuelco a sus pretenciones suicidas. Ella desprende un total desapego por lo material y las normas sociales.  Su filosofía traspasa los límites de las convenciones del significado de la muerte y el suicidio, ella es libre, un girasol que sigue la luz pese a la oscuridad que se empeña en cubrir el sol. Ella ama existir pero no le teme a la muerte.

El amor entre los dos personajes surge pues, de manera casi instantánea, muerte y vida, Tánatos y Eros, Harold y Moude, se unen en una fraternal y feliz conjunción donde ni el rigor militar, la doble moral religiosa, el complejo discurso científico ni la moral de la burguesía puede tener cabida. 
 “Debemos celebrar los funerales como los nacimientos”, dice Moude, pues con ello se festeja la unión del círculo vital, la armonía entre éstos dos formas de existir de los seres humanos. La vida y la muerte, una pareja indisoluble que escapa de cualquier convención social.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Tiranosaurio...

Nombrar al Tiranosaurio es evocar a uno de los más temibles y agresivos depredadores que han pisado la tierra. 
Cuando escuché hablar de "Tyrannosaur" fue después de su triunfo en Sundance el año pasado. Despectivo,  creí que era una película sobre algún asunto de paleontología o una ficción llena de dinosaurios vivientes, pero su excelente acogida en el festival más importante del cine indie me alentó a conseguirla para ver de qué trataba.
El resultado fue una de las películas más crudas, realistas y brutales del cine actual.

Joseph es un hombre viudo, alcohólico, iracundo cuya vida se ha tornado autodestructiva. Una noche, tras tocar fondo, conoce a Hannah, una mujer que trabaja para la caridad cristiana . Él la ve como una esperanza de redimirse y tratará de volverse su amigo, sin embargo, conforme la va conociendo se da cuenta que la vida de Hannah es mucho más azarosa de lo que aparenta.

El ser humano como un depredador, un dinosaurio carnívoro dispuesto a devorar y destrozar a sus víctimas como mera diversión o perversidad. 
Paddy Considine, al igual que otros tantos directores británicos contemporáneos como Mike Leigh, Andrea Arnold o Steve Mc Queen, nos retrata en su debut fílmico una historia desgarradora, llena de personajes claroscuros, llenos de matices y dobles vidas, un auténtico reflejo de la sociedad inglesa actual.

El observar a los protagonistas, Joseph (tremendo Peter Mullan) y Hannah (colosal Olivia Colman) es ver la vida cotidiana de dos personas en la sociedad occidental. Él enojado con la vida, como muchos de nosotros, y ella en un estado de conformismo en el infierno en el cual vive, refugiada en la religión. Pero obstruidas todas sus válvulas de escape, la explosión es inminente.
Ambos atrapados en una trivialidad llena de violencia, tratan de evadirla o atenuarla con felicidades efímeras, sin embargo, el terror y la indiferencia no pueden ser sus manchas eternas y ambos deciden combatir esas fuentes de monstruosidad, dándole una lección al depredador para conseguir su redención y libertad. Así pues, Joseph se venga del padrastro de su pequeño vecino, a la vez ayuda a Hannah quien harta de los maltratos de su abominable marido ( Eddie Marsan está maravilloso), le pondrá fin a su matrimonio de una manera nada ortodoxa.

Cuando terminas de ver Tyrannosaur, un golpe de depresión y dolor se encaja en tu ser. Las tonalidades grises de la fotografía de Erik Wilson son determinantes para destruir cualquier indicio de optimismo, lo descompone, lo inutiliza; cualquier esperanza se vuelve inútil como el cuadro de Jesucristo de la tienda de Hannah. 
Después de ver esta película, sales a la calle, miras a tu alrededor y te das cuenta que la ficción de Considine no es exclusiva de los barrios bajos de Londres, muchas Hannahs y Josephs deambulan por la calle.



viernes, 9 de marzo de 2012

Contemplar el derrumbe de la inocencia....

 La hipersexualización infantil, la erotización de bailes, juguetes y ropa de niños, así como la adultización de los mismos, es un fenómeno alarmante que cobra fuerza día con día.
Observo desde el balcón de mi casa el cumpleaños de una de mis vecinas pequeñas. Un sentimiento de incomodidad se apodera de mi, las niñas cuya edad parece no rebasar los diez años, vestidas con minifaldas, blusas escotadas y maquillaje, bailan reggeton haciendo movimientos erotizados aplaudidos por los padres que sonrientes beben alcohol en plena fiesta infantil.  


Me meto a mi cuarto, me encuentro horrorizado, esas niñas me habían recordado a una de mis primas cuya meta en la vida es ser "como Paris Hilton" pues sus largas horas frente al canal MTV le han metido esa idea. Solto un resoplido, trato de entender a las nuevas generacones de niños. En los no tan lejanos noventa mis cumpleaños, por ejemplo, aún versaban sobre caricaturas y la música de cri-cri sonaba en lugar del Tribal Monterrey.
Horas más tarde, salgo a la tienda, la fiesta sigue, veo salir a una de las pequeñas invitadas de la mano de sus padres, sin despegar la mirada de su celular, un sombrerito rosado , una minifalda blanca y una blusa muy pegada a su torso pregunta a sus padres "¿bailé sexy?", no alcanzó a escuchar la respuesta porque entro a mi casa, la imagen de esa niña me recuerda inmediatamente a las concursantes plastificadas de Little Miss Sunshine (2006).


El cine ha mostrado en épocas recientes el modelo de niñez que los medios y las nuevas convenciones sociales han creado. Little Miss Sunshine, Fish Tank, Thirteen, por citar algunas, critican de manera mordaz la hipersexualización y adultización de las conductas infantiles.
Desde una exigencia de belleza idealizada, transportada a un concurso de pequeña Miss; una puberta y su hermana cuyo ambiente "liberal" les ha destrozado cualquier indicio de inocencia, fumar, maldecir y ver programas con contenidos adultos son pan de cada día o también, la experimentación sin normas reguladoras, causa de una madre permisiva, que degenera en drogadicción y promiscuidad, son respctivamente las tramas de estas tres películas.  
Fotos de la revista Vogue infantil
Cuando recuerdo la triada de filmes que cito, me encuentro con una realidad azarosa, más allá de la ficción, lo que el consumismo mediático y la falsa libertad de los padres irresponsables disfrazados de "papás modernos" han hecho con la figura de ser niño es un atropello contra sus derechos. 
 Mi horror iba en incremento, al recordar programas como "Pequeños Gigantes" , juguetes como las famosas Bratz o las pasarelas de moda infantil, aceptadas por el gran público, donde el niño se presenta como un festin pedofilo, un objeto de entretenimiento, un mero instrumento de diversión y deleite para la corrupta masa consumista.
"La emisión de "Pequeño Gigantes" fue acusada de violar los derechos de los niños en TV."



Le Monde, periódico de circulación francesa, Álvaro Cueva un crítico de televisión, por poner ejemplos, han alertado a la sociedad de la importancia de este tema, al revelar estudios sociológicos y psicológicos alarmantes sobre el modo de comportarse de los niños actualmente, la rapidez brutal con la que son insertados al mundo del consumiso donde ellos compran productos y a la vez son productos.


Con amargura recuerdo la escena de baile de Abigail Breslin, quien interpeta el papel de Olive en Little Miss Sunshine; un baile "exótico" que causa molestia en el púbico hipócrita que la mira, mientras sus padres la apoyan, dandose cuenta de lo ausentes que han estado y no la dejaran sola en un momento cumbre de su inocente actuación frente al rigor desnaturalizado de un concurso de belleza inantil o el deprimente papel de Tyler en Fish Tank, una niña precoz, grosera, fumadora, bebedora, incapaz de decir palabras de afecto; la existencia confusa de su hermana Mia o la promiscuidad y adicciones de su madre, parecen ser el único puerto al cual arribará más adelante.
Los padres deben darse cuenta de lo que sucede con sus hijos, pues al parecer, lo digo con nostalgia, los tiempos del juego y la imaginacón que tanto ame cuando era niño, están desapareciendo.



martes, 6 de marzo de 2012

Le Havre, la utopía de la bondad humana

En el aniversario de Charles Dickens, el escritor Fernando Zamora publicó en el suplemento cultural Laberinto un artículo titulado "Un dulce contra la amargura social" donde consideraba al escritor inglés como el fomentador de esperanza en contrapeso del pesimismo Nietzchiano y Heideggeriano pues sus historias desprenden el significado de que ser humano es, ante todo, ser fraternal. Así pues, el director finés, Aki Kaurismäki nos trae una película llena de esperanza, repleta de humanismo el mero estilo de Dickens.


 Marcel Marx es un famoso escritor que se ha autoexiliado en el puerto de Le Havre y trabaja como limpiabotas, su vida sin grandes contratiempos se verá turbada por la enfermedad de su esposa y la aparición de un niño africano migrante cuyo deseo es reunirse con su madre, junto con estos dos problemas, Marcel tendrá que enfrentar al cruento sistema para ayudar al niño a reunirse con su familia.





Aunque bastante atípica en la filmografía de Kaurismäki, la cinta es un destello de luz, un retrato de lo que significa ser humano en medio d las rígidas normas de occidente sin perder esa crítica devastadora pero también mostrando el lado (casi irreal) bueno de las personas.

Marcel Marx (interesante apellido), interpretado maravillosamente por André Wilms, es un hombre que ama, una paloma blanca en medio de muchas negras o grises, una persona hasta cierto punto ingenua que representa el "ser humano" como debería de ser, sin codicia, odios, sólo respeto y amor por el prójimo. Esa personalidad tan suya  lo llevará a proteger tanto a su esposa Arletty,enferma de cáncer terminal (Katie Outinien) a la cual adora sobre todas las cosas y a un chico africano, emigrante y sin familia, llamado Idrissa.
Cuando Idrissa llega a su vida, Marcel hará todo lo posible porque el joven se reúna nuevamente con su madre en Londres, sorteando los obstáculos, un vecino cruel y la recelosa policía, ayudado por sus vecinos, una comunidad de personas buenas, honestas y que saben diferenciar lo correcto del "deber ser".




Ir a ver ésta utopía social es un deleite narrativo, empatizas al instante con los personajes dibujados por el autor de "Un hombre sin pasado", cómica y emotiva Le Havre puede presumir lo que muchas otras cintas no pueden lograr, que salgas sonriendo y suspirando del cine con la esperanza de conocer la bondad de los seres humanos.



viernes, 2 de marzo de 2012

Elegir entre el cáncer, el Sida y la diabetes

Parafraseando lo dicho por el Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa en las pasadas elecciones presidenciales del Perú "debemos elegir entre el cáncer o el Sida" refiriéndose a los candidatos Keiko Fujimori y Humala Ollanta, puedo decir en México en este año debemos elegir entre "el cáncer, el Sida y la diabetes".

Pues bien, los candidatos a la Presidencia de la República son, Enrique Peña Nieto por parte del PRI- PVEM, Josefina Vázquez Mota por el PAN, Andres Manuel López Obrador por el PRD-PT y Movimiento Ciudadano y Gabriel Quadri de la Torre por el PANAL.


Este último viene de un partido sindicalista y cuya figura es más un obstáculo para el o los candidatos que resulten un estorbo para los privilegios de Elba Esther Gordillo, por lo cual me centraré en las tres principales figuras de la contienda.
.Enrique Peña Nieto, ex gobernador del Estado de México, no sólo ha demostrado ser un político inexperto e inculto, ha brillado por los ideales e intereses que representa. Por un lado el llamado "viejo priismo" y sus políticas corruptas llenas de impunidad y criminalidad al grado del cinismo, por otra parte su imagen protege los monopolios y la oligarquía que a diferencia del PRI de hace unos años, se ha radicalizado más convirtiéndose en una ultraderecha (con todo e ideales católicos afectos al Opus Dei) que de partido revolucionario no tiene nada. La urgencia de algunos por evitar la llegada de "éste" PRI a Los Pinos tiene más fundamento que el deseo de algunos cuya frase de justificación reza de manera putrefacta "robaban, pero dejaban robar". Si Peña Nieto tomase el poder del Ejecutivo, nos encontraríamos con un Estado a merced de los empresarios de siempre, con el agravante de la crisis económica, el narcotráfico (el cual ha resultado negocio y la ilusión de que la violencia desaparezca en cuanto el delfín tricolor tome posesión de la silla, resultará eso, una ilusión) y además una ideología conservadora la cual arrollará a la Constitución mexicana (ya lo hicieron intentado reformar al artículo 24).


Josefina Vázquez Mota, seguirá en una línea inducida por el PAN y los empresarios ultracatólicos. Además de sus simpatías con los Legionarios de Cristo y el Yunque del Bajío, la ex secretaria de educación, no tiene propuestas claras para afrontar la situación del país, su enclenque discurso lleno de lugares comunes y su aspiración personal más grande que la motivación de servir al país la hace una candidata tan minúscula como torpe. Sin embargo, estoy seguro, se servirá del apoyo Presidencial y su marketing político (su asesor es Antonio Sóla, quien instrumentara la campaña de odio contra AMLO en el 2006).


Por su parte, Andrés Manuel López Obrador, viene con un discurso apenas distinto al de hace seis años, con propuestas meramente electoreras y sus abscesos de soberbia son inevitablemente perceptibles. Además de sus seguidores y la supuesta izquierda maquiavelista por la cual va puesto para ser Presidente, han mostrado garras, pinchos y veneno entre ellos, dispuestos a todo por hueso. Pese a ser el "más congruente" de los candidatos, las revelaciones de WikiLeaks sobre su pacto con EUA para lanzar el Ejército a las calles contra el narcotráfico y su fuerza política constantemente golpeada lo deja con propuestas que se antojan buenas pero improbables de realizar.

Ante este panorama, los ciudadanos tenemos que votar por el clásico "menos peor". Este 2012 el empañado vidrio de la política nos deja tres caminos, dos ultraderechas, una de tinte totalitario y otra que llama a la anarquía o un régimen de pseudo izquierdistas con caducidad de ideales a la vuelta de la esquina. 

Pueblo chico, infierno grande

Cuando Gabriel García Márquez publicó en 1982 Crónica de una muerte anunciada generó reacciones ácidas por parte de los críticos de literatura los cuales tachaban de "frívola" y "mero entretenimiento para la masa" a esta novela cuyo uso de los géneros periodísticos le daba un aura novedosa a la literatura.
Técnica mixta sobre lienzo,
"Crónica de una muerte anunciada", Carolina Jaramillo

La historia del asesinato de Santiago Nasar a manos de los gemelos Vicario para vengar el honor de su hermana Angela y la humillación de la masculinidad de su cuñado Bayardo San Román rompe con los tópicos de la narrativa;  desbanca al autor como poseedor de la "verdad" y coloca al lector como partícipe de la anécdota, dándole la facultad de juzgar a los involucrados y generar una retroalimentación autor-obra-lector.

Al llegar a la última página, la identificación que tuve con la novela me pareció sorprendente. La manera en que la masa de un pueblo y en individual lanzan la condena de Santiago al aire y como se propaga cual virus es tan real, tan visible. El juicio a lo "malo" y lo "bueno", esa moral flexible, pues tan bien se espera religiosamente al obispo desdeñoso y su bendición como se observa impunemente y hasta con cierta aprobación el asesinato de un hombre en pos de la honra familiar. Este microcosmos de prejuicios y contradicciones es una mirada incisiva a la cotidianidad, no sólo en un pueblo costero de Colombia, sino en las grandes urbes, en una familia en cualquier parte del mundo occidental. Si un pueblo chico es un infierno grande, entonces el averno es mucho más extenso de lo que aparenta.


El mérito de una obra como esta, no sólo es su originalidad,  la cual rebasa los límites entre literatura y periodismo, sino su acierto al reflejar una cultura predominante en esta parte del mundo y además de eso hacer que el devorador de historias confronte su propia concepción del mundo y la reconfigure o bien, se hunda en ella.