jueves, 12 de abril de 2012

El listón arcoiris/ III

Son las 2:40 de la tarde, lo indica el reloj multicolor de la pared. He terminado de revisar estupidez tras estupidez, los ojos me arden. Son casi las tres, sólo tengo que esperar un poco más, el correo llegará en cualquier momento.

Tomo mi termo con té de yerbabuena, lo destapo y doy un sorbo largo, en ese instante pasa Víctor; se nota su nerviosismo tras sus gafas de montura gruesa, se muerde el labio al observarme, él era periodista en un prestigiado diario de circulación nacional, cubría policía, había ganado incluso un Premio Nacional de Periodismo, ahora se encontraba mirandome con ansiedad desde su cubículo, esperando lo mismo que yo. Le sonrío para tranquilizarlo, él también me sonrie, son las 2:50, el momento de la verdad está por llegar, el principio del fin.


Luego del reacomodo de habitantes, las políticas de la ONDH cambiaron de una forma extraña y hasta turbia. Un día por la mañana, llegué a la redacción, tarde como siempre, y me encontré con la novedad de un artículo titulado "Libertad de coito", escrito por Álvaro Ramos, un miembro de la ONDH con severos problemas de peso (y autoestima) quien decía enarbolando orgulloso una bandera arcoiris la nueva "lucha" por el derecho de los homosexuales, bisexuales y lesbianas de tener relaciones sin condón o "cosas que nos impiden el placer", dijo muy seguro de si mismo mientras la mitad de la junta editorial le apluadía como si fuera un héroe. "El VIH y todo eso, son invenciones del gobierno machista para someternos y encasillarnos, todo eso es mental, está hecho para que los homosexuales seamos esclavos de farmacéuticas y para quel gobierno nos tenga fichados", dijo con su voz gangosa tratando de sonar seguro de sí mismo.

No sirvieron de nada las protestas de muchos compañeros, incluido yo, pues Ulises nos enfrentó de una forma bastante grosera, cuando amenazamos con renunciar y hacer una carta de denuncia a Derechos Humanos, se rió con fiereza y nos retó  "Haganlo putitos, pero piensenlo bien, si se van ¿ de qué van a vivir?, aquí el que manda en los medios soy yo, y por mi pueden irse a la chingada y ponerse a vender su culo o irse de estilistas, a ver si les alcanza para pagar sus impuestos y todo lo demás"; todos lo pensamos mejor, callamos y vimos con aberración como se ponía en marcha esta nueva "idea de liberación".

En los días posteriores se hicieron marchas, mítines con pancartas que rezaban "NO AL CONDÓN" o "¿TÚ CREES EN EL VIH?", cientos y cientos de gays aplaudian cuando un orador, supuesto ex- enfermo de SIDA, dijo que los doctores lo daban por muerto, pero que eso era mental, que no se sentía más ofuscado por ser señalado por una enfermedad, provocó gritos de júbilo entre los asistentes. Dos días después, las condoneras de los antros eran arrancadas, cajas enteras de ellos eran lanzados a las calles. Julio y yo estabamos muy preocupados, sobre todo por Ricardo quien había manifestado su simpatía por el "nuevo movimiento", lo cual concluyó en una riña verbal entre él y yo una noche antes del cumpleaños de Sandra. Tan fuerte fue la pelea que Ricardo indignado salío de la casa, y no lo volveríamos a ver.

Pasaron los días y una nueva enmienda nos sorprendió a todos. Todos los antros, cines, restaurantes, clubes, gimnasios, tiendas, librerías, cafeterías, centros comerciales, hoteles, gasolineras, escuelas, etc., conocidas por ser "especializadas" para gays, fueron inmediatamente trasladas a los sectores correspondientes. Hubo quejas, pleitos, algunas consignas contra el gobierno, pero ellos no cedieron; la ONDH nuevamente con su falsa efusividad convenció a todos de que así los gastos para viajar se reducirían y así por fin tendrían su propio espacio, pero lo peor vino después.

El gobierno "confrontó" en los medios de comunicación, en nuestro caso los medios homosexuales, al movimiento del Libre Coito, reclamó la irresponsabilidad de sus dirigentes y criticó las ideas que habían perpetrado ya a la mayoría de la comunidad gay dentro de la ciudady en otras tantas del país como Guadalajara, Monterrey y Veracruz. Se dieron datos sobre el aumento de infectados de VIH en menos de un mes. Los conductores de los noticieros de Rainbown Network criticaron duramente al Secretario de Gobernación y al de Salud, los llamaron mentirosos y llamaron a la comunidad a resistir. Al otro día, no parecía suceder nada, hasta que el cubetazo de agua fría llegó. El gobierno había prohíbido tajantemente a los miembros de la comunidad abanadonar las áreas exlusivas para ellos, con el propósito de evitar la propagación de "esas" ideas y el SIDA dentro de la comunidad heterosexual.

Julio, los demás inquilinos de la casa y yo indignados preparamos carteles de protesta, Don Fausto pese a su edad también estaba dispuesto a participar. Aquel día se congregaron miles de hombres y mujeres homosexuales cerca del ángel de la Independencia, dispuestos a luchar por su derecho a moverse por donde quisieran, hasta que la ONDH intervino.
 Salomón Le Blanc, miembro de la organización, llamó a los asistentes a no caer en provocaciones, y con una voz estridente, muy femenina, gritó en el microfono  "¡No nos importa estar en su pinche lado del mundo, al fin ya tenemos lo que queremos, nuestro porpio espacio, nuestra propia ciudad, no necesitamos de ellos!". Esa reacción desconcertó a muchos, hubo silencio, Salomón al ver que nadie aplaudía agregó a su discurso "¡No necesitamos de los heterosexuales, al fin siempre nos han rechazado, seguiremos viviendo como ciudadanos, pero separados, juntos pero no revueltos, cuantos años de discriminación...".
Después de dos horas de discursos de confontación, apoyados por Rainbown Netwok, bailes y un espectáculo de bailarines, la gente comenzó a creer en todo lo que Salomón decía y muchos empezaron a dispersarse. Un grupo más compacto, entre los que estabamos nosotros, permaneció en silencio, alzamos nuestras pancartas y avanzamos. Muchos se nos quedaron viendo, los miembros del templete de la ONDH nos miraban con perspicacia, bajaron varios de ellos y  nos cerraron el paso.
"´¿Qué creen que hacen compañeros? No deben de hacer esto, no debemos caer en provocaciones", dijo Carlos Solares, un hombre moreno ataviado de ropas "indígenas", cuyos dientes parecían rocas de rio. Eduardo Jones, un joven de 25 años, lo miró con desprecio y le grito "Estamos hartos de sus pendejadas, ustedes no hacen nada por nuestros derechos, esto es homofobia al por mayor, nos están prohibiendo volver con nuestras familias...", un hombre barbudo de unos cincuenta años lo interrumpió "Tu familia es la comunidad, piensa, ellos siempre nos han rechaza...", el joven reviró violentamente "No a todos...no todos hemos sido rechazados, mi madre...mi madre se morirá de tristeza" soltó el llanto, su amigo, Renato le abrazó. Muchos empezamos a avanzar, los hombres del templete se hicieron de lado hasta que bajó Salomón.

Con la mirada crispada nos retó "Adelante, vámos, haganlo ¿ven eso de allá?"señaló un listón arcoiris puesto como una valla y donde algunos hombres pintaban en el suelo resguardados por policías armados. "Eso es la línea divisoria, los policías están ahí, espero sepan lo que les sucederá si cruzan esa línea, no sean tontos, regresen a sus casas, disfruten sus nuevas vida, tenemos nuestra propia comunidad, no hay qué temer", dijo sonriendo forzadamente. Volvimos a nuestras casas.

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